18/5/09

TERROR: ¿DEFENSA REVOLUCIONARIA O PARANOIA?[1]



En realidad, el interés por el tema surgió al leer el título de este capítulo, no tenía idea a qué se refería. Tal vez es el morbo o la inquietud que todos sentimos al leer un encabezado semejante; el dolor en el pasado o en el presente es muy llamativo, sin decir, claro está, que sea una persona que se mofe del dolor o tragedia ajena, y menos de magnitudes como las de esta etapa en la revolución francesa. A decir verdad, antes de leer el texto no tenía conocimiento de que en la revolución francesa existiera un periodo llamado así, probablemente el hecho de no haber entrado a ¾ partes del total de las clases, tenga algo que ver, pero mi inasistencia no es el tema, ya que si lo fuera sería aún más interesante, por las diversas teorías que podrían surgir, pero me limitaré a desarrollar este capítulo del libro que usted me proporcionó. Muchas gracias por cierto.



En este texto, el autor analiza el contexto interno de Francia, en el cual se desenvuelve el Terror, limitándose a mencionar algunos aspectos en el ámbito internacional, principalmente, la guerra con las otras potencias y la repercusión de ésta en el las políticas que se implantaron o que se quisieron implantar en Francia. Con el análisis socio-político presentado en este texto, se pretende desentrañar la justificante de la creación del Terror, qué tan necesario fue para que la revolución se conservara y siguiera, si en verdad la revolución necesitaba de esta medida y qué tan viable fue la misma. Comienza con las políticas educativas implantadas o que se quisieron implantar, la nueva posición de la sociedad ante la iglesia, el impacto de la revolución en la creación de un nuevo lenguaje, el patriotismo difundido, el impacto del mismo sobre la población (ejemplo los nuevos nombres que les pusieron a los recién nacidos en esa época), la burla de la sociedad hacia la iglesia, la modificación de la base de la sociedad (la familia) con el nuevo rol desempeñado por la mujer; las contradicciones gestionadas dentro de las nuevas concepciones sociales o políticas; en fin, desglosa muy bien el estado en el que se encontraba la sociedad francesa en el momento en el que el Terror se hizo presente.



La política educativa jacobina se enfocaba a la difusión del patriotismo republicano, a demás de ello, consistía en una política muy radical e impuesta, obviamente, ya que se castigaba severamente aquellas personas que hacían caso omiso de la misma, pero esto sólo quedó reflejado en una mera ley, ya que dice el autor, que gran parte de las personas no asistían, por ejemplo, eran solo 128 alumnos de una población de 20 000 habitantes en Clermont-Ferrand, los que iban a la escuela. Sin embargo, los jacobinos no les dedicaron el tiempo ni los recursos monetarios suficientes para la buena ejecución de estas nuevas medidas (difusión de literatura, preparación de maestros, etc.) por el factor guerra, ya que éste mutilaba o impedía que los recursos se implantaran en cuestiones educativas.


La disociación con la iglesia se profundizó en la educación, ya no estaba a cargo del clero este sector, y no sólo esta área se distanció, entre 1792 y 1794, se gestó una revolución cultural que conllevó una “acción” popular contraria a la iglesia, mofándose de ella y muchas veces rayando en el vandalismo al destruir monumentos o propiedades de la misma. Pero dentro de ese vandalismo, se crearon medidas proteccionistas, creándose archivos, museos, bibliotecas, una serie de inmuebles que conservaron gran parte de la historia francesa.

A mi parecer, es un tanto contradictorio, el hecho de liberar al pueblo del yugo eclesiástico, pero censurando o implantando otras medidas que de igual manera lo sumen en una ignorancia profunda, me refiero a la cesura que sufrió la prensa en esos años, lo que hizo el Estado fue desviar la atención de las personas, todas las críticas eran hacia la iglesia y lo que a ella representaba (inclusive el calendario, el cual cambiaron en 1792), pero, los periódicos disminuyeron y los que estaban, permanecían en un estado de alerta, porque si se les consideraba una institución antirrevolucionaria, la guillotina esperaba a todo aquel que fuera “ en contra” de la revolución.

Dentro de las transformaciones que sufrieron las viejas estructuras, se encuentra el nuevo rol de la mujer. Se gestionó un debate acerca de las capacidades de la misma y las posibilidades de ésta de auto dirigirse, dominando a lo último, la postura que consistía en la capacidad de la mujer de manejar o dirigir, pero que si aún no lo hacía en ese entonces, era por el impedimento de las antiguas instituciones. El principal respaldo para esta postura, era que las madres eran las que se encargaban de la economía familiar mientras sus esposos o hijos iban a la guerra. También, otro aspecto que sirvió para la independencia femenina (no como hoy en día) fue que empezaron a trabajar y dejaron de depender de la manutención masculina. A la par de esta situación, se crearon una serie de leyes que flexibilizaron el divorcio, dando aún más oportunidades a las mujeres de lograr su independencia. De esta manera, las nuevas leyes del divorcio desafiaron en lo más íntimo las relaciones domesticas y el posible cambio de roles.

Al parecer este era un ambiente propicio para el nacimiento de un nuevo sistema, dentro de lo que cabe; no se necesitaba de una institución que cuelgue a todo aquel que “parezca” sospechoso o que trame un complot contra la revolución. Obviamente no abordo todos los aspectos de la sociedad francesa en esa época, sería imposible hacerlo en la madrugada. Sin embargo se pueden contar con instituciones que prevean posibles ataques al nuevo Estado emergente, pero no tan radicales como lo fue el Terror. La principal justificante que se tenía para mantener funcionando a esta institución o medida, era el aspecto militar, era un freno para todos aquellos que quisieran contraatacar a la revolución, y antes que eso, era la obtención de la paz; pero era una meta prácticamente imposible si la naturaleza de esta institución era la violencia. Supuestamente, para la Convención, el Terror era un medio para obtener la paz, los controles políticos y económicos que la misma brindaba, eran temporales y “lamentables”, pero persiguiendo el mismo fin.

Dentro de la alianza republicana, se llegaron a generar divisiones políticas tan agudas e irreconciliables que explican la terrible política de ese año, 1794, año en el cual el Terror llega a su clímax. Y no sólo cubría el aspecto político, sino el cultural y muchos otros obviamente, llegó a tal grado, que se clausuraron 150 obras teatrales o fueron reescritas; hasta que a mediados de 1793, Robespierre, líder de la Convención, permitió que se representasen intactas, no sin generar debates en la Convención.

Dentro de las miles de pérdidas que ocasionó el Terror, el autor destaca la de Antoine Lavoisier, y a partir de ahí es en donde formula los cuestionamientos acerca de la naturaleza del Terror. Se pregunta porqué existió entre 1793 y 1794, si la contrarrevolución hizo violenta a la revolución, o si fue la violencia revolucionaria en esos años, una reacción a la amenaza de una contrarrevolución. Y las respuestas a estas preguntas dice el autor, que va a depender de la visión del historiador; Tom Paine dice que fue provocada por la influencia de las potencias extranjeras , la presión de las mismas; historiadores liberales y marxista atribuyen la violencia a la contrarrevolución; pero historiadores recientes como Francois Furet, Patrice Gueniffey y Simon Schama, atribuyen que la mentalidad del Terror estuvo presente desde el inicio, desde que los revolucionarios vieron a sus adversarios como enemigos del nuevo orden social y no como partidarios de puntos de vista opuestos.


El Terror no puede comprenderse sin el exagerado sentimentalismo, sin las divisiones políticas convertidas en cosa de vida o muerte, y más en un contexto así de bélico; es degradar el propósito de la revolución a una esencia que se basa en matanza de inocentes y no en los derechos de los hombres… es ignorar las luchas en aras del liberalismo y la tolerancia, aún con todo y sus contradicciones. El Terror no puede comprenderse como una simple paranoia revolucionaria; pero al desaparecer la amenaza militar su justificante acabó, sin embargo, entre 1793 y 1794, 1251 personas fueron ejecutadas en París, y de acuerdo con la ley del 22 pradial (10 de junio) 1376 personas fueron guillotinadas en solo 6 semanas, ya que esta ley fue aún más radical que lo que era en un principio el Terror, castigando a aquellos que “intenten” sembrar desaliento.

Defensa o paranoia, tal vez ambas, por varias razones, pero ninguna justifica la matanza que representa el Terror en la historia de Francia, sólo nos resta ver cuál de esas razones es más convincente para atribuirle una adjetivo al Terror francés.
[1] Pido una disculpa por no anotar el nombre del libro ni el autor del mismo, pero sé usted lo tiene claro, ya que no creo q alguien más lea el trabajo

1 comentario:

  1. Este blog tiene el problema de la mayoría, no cita fuentes de información, no menciona los links utilizados.

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